Prohibido pronunciar mi nombre


Por Mayra Núñez P.
Durante cinco días no disminuyó la fiebre. Una noche, el termómetro marcó 40 grados. Alrededor de mi vida se veía todo difuso, empañado.
Arriba de mi cabeza estaba el cielo de mi celda, sostenido por corcholatas de botellas de refresco y un clavo deteniendo el plafón improvisado, para impedir que las ratas —que siempre caminaban por las vigas— me cayeran encima.
Fue un tres de enero de 1968 cuando en todo México se comentaba el crimen ocurrido en la mansión de la familia Bassi, en la Quinta Babaji, de Acapulco.
En esos años, Acapulco era un destino turístico muy famoso a nivel mundial, donde se llevaban a cabo las fiestas y reuniones con personalidades de todo el mundo; era un círculo muy exclusivo, del cual formaba parte la familia Bassi.
Se comenta que su hija Claire era una de las jóvenes más bellas de la sociedad mexicana, Claire se casó con un conde italiano —Cesare D´Acquarone—, a quien conoció en una fiesta en Mónaco.
Ese tres de enero, Sofía se presentó a declarar en la cárcel de Acapulco, en donde argumentó que la muerte de su yerno, el conde D Acquarone, fue un accidente.

Siempre hubo la versión de que su hija era la responsable de la muerte de su esposo y Sofía se declaró culpable para protegerla. Fue condenada a once años de prisión aunque, debido a su buen comportamiento y el apoyo que dio a muchos presos en la cárcel, salió a los cinco años, durante el gobierno del Lic. Luis Echeverría.
Su hija Claire trató de suicidarse, dejando una nota en la que contaba la verdad, pero fue salvada a tiempo, aunque debido a lo que tomó quedó ciega para el resto de su vida; murió a los 65 años. Se dice que este asesinato manchó la prestigiosa imagen de Acapulco en el extranjero.
A Sofía le asignaron una celda privada con algunos beneficios, pagados por su familia, y la libertad de pintar. Sus obras las firmaba E. L. C. (en la cárcel).
Fue un caso que llamó mucho la atención a nivel mundial, y Sofía se volvió una celebridad. La NASA le compró una de sus obras (Sobre el Universo); recibía gran cantidad de correspondencia y siempre fue visitada por personajes, tanto mexicanos como extranjeros.
Se le consideró una pintora surrealista; sus obras se volvieron muy solicitadas y cotizadas. Tuvo alrededor de 90 exposiciones individuales y participó en 165 exposiciones colectivas; realizó su primer mural en la pared de la prisión, con la colaboración del pintor Rafael Coronel, José Luis Cuevas y otros.

Sus obras se encuentran en museos de México, Bélgica, Estados Unidos y Francia. Fue una pintora y escritora que siempre mantuvo una vida activa.
Actualmente, la historia de Sofía Bassi pasa desapercibida, aunque existe un gran trabajo para mantener viva la memoria de una mujer que, a pesar de sus problemas personales, utilizó el arte para ayudar durante su estancia en la cárcel, y debido a la fama que tenía en ese momento, mucha de su obra se vendió tanto en México como en el extranjero. Subastaba sus obras para, con ese dinero, apoyar a muchos presos en la cárcel.
Participó frecuentemente en mesas redondas, conferencias e hizo apariciones en radio y televisión, incluido su propio programa en la XEW, donde se discutían temas artísticos, culturales y académicos.
Obtuvo varios reconocimientos, entre ellos:
+ La Cruz de la Orden de Malta
+ La Legión de Honor, en 1975, entre varios más.
Murió a los 85 años y fue sepultada en Acapulco, en un sarcófago oval que ella misma diseñó y pintó.
Profa. Mayra Nuñez P.
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